Cuando tenía seis años, mi madre
compró una nueva camioneta que estaba pintada de un rojo muy brillante. Era
perfecta para mi familia porque mi madre podía manejar a mis amigos y a mí a la
escuela. Además, era muy divertida para mí porque había un reproductor de DVD y
para mi hermanito, también, porque podía representar el conductor de este coche
cuando mi madre no estaba conduciéndolo.
Una
vez, Jack y yo queríamos ir a la casa de nuestros amigos, Caroline y Harvey.
Antes de salir, busqué un regalo para Caroline para llevarlo a su casa.
Encontré un diente de león muy hermoso para ella y lo recolecté. Al mismo
tiempo, Jack quería llevarle algo a Harvey y seleccionó un ladrillo de nuestro
patio. Mientras esperábamos a mi madre para que condujera, caminé en un círculo
alrededor del coche, con el diente de león en la mano. Ya que Jack sólo tenía
tres años, él estaba en una fase de imitarme. Por ejemplo, su película favorita
era Sleeping Beauty y la única cosa
que él quería para la navidad era un caballo del American Girl Doll. Él solo quería estas cosas para ser similar a
mí. Entonces, Jack empezó a imitarme, siguiéndome alrededor del coche, con su
regalo para Harvey. Cuando mi madre salió de la casa, nos dijo que caminaríamos
a la casa de nuestros amigos en vez de conducir porque ellos vivían muy cerca.
Más tarde, cuando regresamos a mi
casa, mi padre ya habían ido allí y preguntó a mi madre, “¿Por qué hay un gran
rasguño blanco alrededor de la camioneta?” Mi madre recordó el ladrillo de Jack
y ambos lo culparon por el daño en el coche. Ellos no se dieron cuenta del
hecho de que Jack estaba siguiéndome, y él no podía hablar mucho para defenderse
a sí mismo.
Muchos años después, mi padre les
contó este cuento del coche a mis primos. Él dijo que no entendía por qué Jack
quería caminar con un ladrillo en su mano. Sin pensar, le dije que él estaba
imitándome como siempre. Después de que dije esto, mi padre se disculpó con
Jack por culparlo, y me dijo que yo tenía la culpa. Pero, todavía no pensaba
que era mi culpa porque no podía controlar a mi hermanito. Si él quería hacer
cosas como su hermana mayor, no iba a pararlo.
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